verde oliva: Imaginemos...

16 julio 2005

Imaginemos...

Imaginemos que vivimos en un país bastante pobre, con un sistema político represivo que dilapida nuestras libertades. Imaginemos que no hemos podido acceder a la enseñanza, ni siquiera a la elemental, y que somos una víctima fácil para la propaganda del régimen. Imaginemos que tras un alarde de confianza de nuestro dictador, cegado por una mentalidad expansionista heredada de los malditos años treinta y cuarenta, invadimos a nuestro país vecino. Imaginemos que un país extranjero muy poderoso, con una cultura y una religión distintas, deja en ridículo a nuestras fuerzas armadas en tan solo 43 días y nos somete a un opresivo bloqueo durante diez años, en un inútil intento para que odiemos y derroquemos a nuestro dictador. Imaginemos que en lugar de eso nuestro dictador se hace más fuerte, sembrando durante diez años un profundo odio hacia el país opresor. Imaginemos que a causa del bloqueo nuestro producto interior bruto se reduce un 1000 por ciento, nuestra madre muere por no tener acceso a medicinas y ni siquiera podemos comprar lejía para limpiar nuestro cuchitril, porque la lejía puede usarse para fabricar armas químicas. Imaginemos que tras estos diez años, y para acabar la faena, nuestros opresores deciden invadirnos, aludiendo a unas causas que, aunque las entendiéramos y fueran ciertas, nuestro dictador se habría ocupado de ocultarnos. Imaginemos que la guerra es rápida e indiscriminada y que perdemos a algún familiar o amigo, porque vivía cerca de algún edificio pseudo-importante. Con esta rabia interior, forjada en estos diez años, se nos dice que han capturado a nuestro dictador. "Puff, ¿y a mí qué?", decimos. Esta noticia nos resbala, ya que sólo respondemos ante nuestro cacique local, que es un mafioso de poca monta. Y por primera vez vemos en carne y hueso a quienes nos han estado bombardeando de lejos durante estos días. Quieren instaurar su sistema político y prometen más libertades, pero al mismo tiempo establecen severos controles policiales. Nuestro cabecilla, asustado ante la inminente pérdida de sus privilegios de mafioso en el próximo gobierno democrático, nos alienta a revelarnos a los soldados. Nos incita con su falso fanatismo religioso y con un exacerbado sentimiento patriótico y racial. Imaginemos que, con nuestra profunda incultura y nuestro odio arraigado, nos lo creemos todo. Imaginemos que nos dan un fusil, de Siria seguramente, y nos dicen que lo usaremos para defender nuestras familias y nuestro hogar, y que si morimos usándolo contra el enemigo nos iremos al paraíso con siete mujeres. Imaginemos que morimos en una redada, cuando cuatro soldados entran en nuestra casa por la noche y nos ven cargando el fusil. Obviamente, no vamos a ningún paraíso, ni nos encontramos con ningún harén de mujeres, y ni siquiera nos damos cuenta de la cruel patraña que nos han soltado, porque estamos muertos. Imaginemos que nuestro hermano pequeño, que sólo ha conocido la dictadura, la guerra, la pobreza y nuestros estúpidos comentarios, se entera de lo sucedido; o peor aun, lo ve de primera mano.
Es fácil imaginar todo esto, en parte porque lo estamos viendo todos los días desde el primero de mayo de 2003, cuando Bush se erigió libertador de Irak. Es relativamente fácil imaginarse, o por lo menos intuir, las causas de un estúpido terrorista irakí. Pero ahora viene la parte difícil: imaginemos a un profesor, nacido y residente en el Reino Unido, con esposa y un hijo de ocho meses...

1 Comments:

At 7/24/2005 6:35 p. m., Blogger Oliva said...

No es cuestión de ser egoísta o pringao como tu dices. Es cuestión de conocimiento y de no dejar que nos manipulen. Desde luego ningún atentado, ya sea en Londres, Madrid o Irak, ha cambiado mi comportamiento en lo más mínimo, pero no me considero ningún egoísta por eso. Cada uno tiene su vida y a la mía simplemente no le ha afectado eso. Bajo ningún concepto estoy intentando compadecer a ningún terorista, pero tampoco veo claro que los americanos tengan que ser los "buenos" de la película.

 

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