Volviendo a mi planeta

Vaya tres. Ahí estamos, en Barna. Pues nada, otra vez en casa. Vaya mierda de semana llevo, aquí agobiado. Quién diría que sólo estuve un fin de semana en Barcelona, a mí me pareció más (es posible que fuera porque lo aprobeché bastante, durmiendo poco). La verdad que con esto de la independencia no he notado ningún cambio. No me han pedido el pasaporte, ni he tenido que hacer visado y las autopistas siguen igual de caras ;)

El viernes llegamos tarde y al final no salimos del piso, pero el sábado nos dimos una vuelta por Barna (sí, visitamos la Rambla como buenos turistas ;D) y fuimos a comer con mi amiga Nitta. Me dijo que se le hacía raro verme en Barcelona y yo le dije que también se me hacía raro verme en cualquier parte que no fuera mi pueblo.

Por la noche estuve en Razzmatazz y casi la lío, es que soy imbécil. Se toman lo de la seguridad en serio, pero el que inspeccionaba los bolsos parecía un cachondo. Pues encontró un objeto duro en el bolso de la chica que iba delante de mí y le hizo una mueca graciosa y en eso que no se me ocurre decir otra cosa que "eso es la pistola". Al instante pensé que era una cagada y el tío me echó una mirada inquisitiva, fulminante. Me disculpé y le dije que no tenía nada de gracia. Y no pasó nada. Una vez dentro sí que pasó alguna cosilla aunque eso me lo guardo. En fin, me gustó mucho el sitio, cuando pongan esa música en Castellón a las ranas les crecerá el pelo. Después metro y al piso de las chicas (qué desmadre de "mujeres"). Al poco rato, el domingo tempranito, nos levantamos aún con el pitido en los oídos TeTE y yo (todos estábamos KO pero es que nosotros somos más cabezones) para ver la exhibición aérea en el forum, que era la excusa que nos dimos para ir a Barcelona. Nitta también se apuntó y al final llegamos como veinte minutos tarde por lo menos (otra vez perdon Nitta, no cabe excusa posible para llegar así de tarde, sobre todo después de mi post sobre los buenos modales). La exhibición estuvo muy bien, sobre todo el Mirage, que me destapó los oídos al instante, y el pequeño Sukhoi 26 de Castor Fantoba, impresionante. En el viaje de vuelta aguanté sereno hasta que faltaban unos cincuenta quilómetros para llegar a Castellón. Empecé a cabecear, pero es que el estar escuchando fútbol por la radio no me ayudaba nada. Una vez en casa dormí unas once horas. Y eso es todo.