verde oliva: Cine catastrofista

06 noviembre 2005

Cine catastrofista

En los años setenta se estilaba un tipo de cine "comercial" diferente al de ahora. Últimamente con unos cuantos disparos y explosiones basta, pero entonces todo era más a lo grande. Un enorme transatlántico que vuelca por el impacto de una ola gigane, con gente ahogándose por doquier. Un "colosal" edificio que sufre un terrible incendio. Un catastrófico terremoto en una ciudad masificada (estadounidense claro). Y hasta un extraño amanecer en que los muertos vuelven a la vida convertidos en caníbales, puesto que ya no queda sitio en el infierno. Y en todas las situaciones se daba el caso de un grupo de gente muy avispada intentando salir de la situación, casi siempre guiados por un líder o un guía espiritual encargado de proteger sus tristes almas. En La Aventura del Poseidón era un sacerdote y en El Coloso en Llamas un bombero (busquen similitudes con La Jungla de Cristal, algunas son obvias). Como si la perfecta democracia estadounidense no sirviese en casos extremos; en esos casos les hace falta un dictador, aunque realmente siempre les ha hecho falta puesto que el estadounidense medio no tiene conciencia para pensar por sí mismo. Pues bien, tuvimos que esperar dos décadas (no es mi caso porque yo apenas tengo esas dos décadas de vida) para que volvieran a recrear el cine catastrofista, con cosas raras como Twister, Independence day, la increíblemente larga bazofia de Titanic y, más recientemente, El día de Mañana y La Tierra de los Muertos Vivientes. Incluyo a los muertos vivientes dentro del cine catastrofista, más que en el de terror (si bien el terror sólo es producido por ver unos señores bastante desaliñados comiendo carne cruda). No sé que tiene el cine de catástrofes que me gustaba tanto cuando era pequeño, seguramente la película que más veces vi en mis tiempos mozos era La Aventura del Poseidón (si no cuento La Gran Evasión que habré visto millones de veces). Pese a los guiones insulsos, estructuras repetitivas y personajes superficiales que solían abundar en ese tipo de cine (mucho más en el de ahora que en el de los setenta) había algo que me enganchaba. Seguramente sería el caos, la muerte y la destrucción de la sociedad civilizada, algo que a todos nos gusta cuando somos pequeños (¿o era sólo a mí?). En fin, de entre todas las películas de los últimos diez años no hay ninguna que me recuerde a las viejas, excepto quizá la cuarta de George A. Romero, que tiene cierto aire retro setentero. También es posible que haya madurado un poco y ya no me guste ese tipo de cine, y no sepa apreciar como antes la muerte y la destrucción como arte cinematográfico. Pero soy persona interesada en el cine y digiero prácticamente de todo lo que se proyecta, aunque no me agrade. Jamás me duermo viendo una película, me río con las buenas comedias y me implico en los dramas, pero creo que ya no tengo la sensibilidad necesaria para disfrutar con el implacable Tiburón devorador de bañistas o al bueno de Steve McQueen haciendose el héroe en una escalera de emergencia.

NOTA: Hablando de Steve McQueen y de cine setentero me ha venido a la memoria la película Bullitt, donde aparece una de las mejores escenas de persecución de coches de la historia del cine. Una curiosidad es que en toda la escena ninguno de los implicados abre la boca para decir nada, dejando que sea el rugir del Mustang 69 por las calles de San Francisco el que lo diga todo. No os penséis que es el mismo Mustang de 60 segundos, este no hace caballitos.