verde oliva: Dinero y libertad

07 diciembre 2005

Dinero y libertad

La palabra "liberalismo" parece íntimamente relacionada con la palabra "libertad", aunque sólo trate de temas económicos. Porque ¿cuanta gente hay que sea "libre" de comprarse un Mercedes? Tampoco mucha gente es "libre" dentro de una tienda de ropa de marca. Vaya, parece que la libertad vale dinero, y mucho. En un sistema perfecto las poderosas leyes de la oferta y la demanda llevarían a un precio justo en todos los productos, adecuado al valor real de las cosas (si bien las cosas valen lo que su comprador esté dispuesto a pagar por ellas, por lo tanto justo no tiene porqué ser lo mismo que barato). Aunque sabemos que no siempre ocurre así. ¿Por qué si no, tan misteriosamente, todas las gasolineras nos cobran prácticamente lo mismo por el combustible y suben el precio al mismo tiempo y en la misma proporción? ¿Por qué todas las compañías aéreas anuncian una subida de los billetes al mismo tiempo? Pues porque el liberalismo tampoco garantiza la inexistencia de empresarios corruptos, pactos entre la competencia y otros chanchullos despreciables.

Para eso está el control económico del gobierno, porque el mercado podría funcionar libremente sin necesidad de intervención externa, si no fuera porque hay personas en el mundo. Y aquí entra la economía planificada, que no es más que un control exhaustivo del gobierno sobre el mercado, sobre la oferta y la demanda. Los liberales, o ultraliberales, como Estados Unidos, están a favor del libre mercado; mientras que los socialdemócratas (los de verdad) y los socialconservadores estan a favor del extremo opuesto, creo que los socialcomunistas de los que hablaba Aznar no existen, pero quien sabe, quizá descubriera un grupo nuevo. Pues bien, a medio camino encontramos el mercado mixto y el mercado regulado, donde el gobierno interviene un poco, pero sin pasarse. Y ahora toca pensar, ¿en qué punto metemos a España dentro de todo este embrollo?

NOTA: cuidadín con los juegos de palabras compuestas, que ya he oído a algún energúmeno (político cómo no) referirse a algún catalán como nacionalsocialista. Un bonito juego con nacionalismo y socialismo, aunque todos sabemos qué significa esa palabra.