La burbuja en la que vivimos

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Voy a explicar lo que pienso sobre la existencia de vida inteligente. Primero comparemos el período de nuestra existencia con el del universo. La mayoría de astrónomos coinciden en datar la edad del universo en 13 o 14 mil millones de años. Recordemos que la teoría del Big Bang es la más aceptada, incluso por la mayoría de teólogos. Pues la especie humana tiene cuatro millones de años, aunque no fue hasta hace unos cinco mil años que empezamos a "civilizarnos", y no empezamos a enviar señales al espacio en forma de ondas de radio (voluntarias o no) hasta hace aproximadamente sesenta años. Nuestro período de existencia ha sido ridículo bajo puntos de vista cósmicos. Peor aún será cuando las primeras señales que recoja un supuesto extraterrestre sean las de nuestros años más sangrientos (a la segunda guerra mundial se la llamó "la guerra de la radio"). Podemos decir que tenemos una "zona de existencia" con respecto al universo. Una vez escuché en un documental una comparación al respecto. Vivimos dentro de una burbuja de unos cinco mil años luz de radio. Antes de tal fecha nadie nos consideraría inteligentes si apuntara su telescopio hacia aquí, fuera de ella ni siquiera existimos para el resto del universo, ya que nuestra vida viaja por el espacio a la velocidad de la luz. Pero esta señal no es buena, ya que el supuesto ente que nos viera debería apuntar exactamente hacia nuestro planeta, y además los planetas son invisibles ya que carecen de luz propia. Por eso podemos definir otra "esfera de existencia activa", la de nuestras señales de radio, que circulan en estos momentos desde nuestro planeta en todas direcciones. Estas señales podrían ser recibidas fácilmente por un extraterrestre aunque no las buscara. Pues bien, esta esfera es mucho más reducida, sólo tiene unos sesenta años luz de radio. Hay muy pocas estrellas a esa distancia, la más cercana, Alfa de Centauro, está a 4 años luz. Si en Alfa de Centauro hubiera vida inteligente ya habríamos recibido su respuesta hace tiempo, así que hemos de suponer que allí no vive nadie y tampoco en las estrellas cercanas. Últimamente los astrónomos han dejado de lado los telescopios, ahora buscan esas señales de radio.

Otro aspecto interesante es el de la coexistencia. Porque creo posible que haya existido vida inteligente, pero también veo muy posible que se haya extinguido ya. Al ritmo que vamos no es fácil que logremos salir de este planeta con garantías, sólo hay que ver los fiascos de la NASA con sus robotitos, ni pienso en una nave de colonización y un viaje de tropecientos años luz. La vida, tal como la conocemos, es muy caprichosa. Necesita una atmósfera, con oxígeno, pero no mucho, no sea que se pongan a arder las cosas; un gas neutro en cantidad, como el nitrógeno; y un poquito de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, pero sin pasarse. Debe haber mucha agua, eso es importante, y luz claro, pero la justa. Nuestra estrella es una estrella mediana, con una intensidad de luz moderada (las hay enanas blancas, gigantes rojas, etc) y nuestro planeta está a la distancia justa (más cerca y desearíamos este frío que hace más que nunca). Total, vivimos en el planeta adecuado, con las condiciones adecuadas y a la distancia adecuada de una estrella adecuada. Todas estas coincidencias dependen de la estadística, si bien podemos pensar que el universo es muy grande para que se repitan las condiciones. El problema no es si existe otro planeta así, sino si existe otro cerca y que su estrella no haya explotado ya, porque las distancias en el espacio no son moco de pavo y el tiempo pasa muy rápido para el señor universo.

Por lo tanto, estoy seguro que existió o existirá vida inteligente en alguna parte del universo, nacerán y morirán especies por doquier, pero nosotros nunca tendremos constancia de ello, o estarán tan sumamente lejos que no podremos tener comunicación efectiva. Imaginad que conocemos una especie a cien años luz de distancia (por ser muy muy muy optimistas) y sufrimos una enfermedad catastrófica, y les pedimos ayuda, eso son cien años de viaje de la información y otros cien años de regreso con la cura. A los doscientos años seguramente ya habremos descubierto nosotros la cura o nos habremos extinguido, una de dos. Ahí queda eso.